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La empresa reclamaba los derechos por su personaje Piolín.
La empresa reclamaba los derechos por su personaje Piolín.
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Consejo de Estado falló proceso contra multinacional Warner Comunications Inc.

La poderosa empresa de entretenimiento reclamaba autoría intelectual del personaje Piolín.

La Sección Primera del Consejo de Estado falló en contra de la histórica multinacional estadounidense del entretenimiento Warner Comunications Inc., un proceso de demanda que instauró por imitación y en defensa de derechos de autor contra la empresa colombiana Picolín, registrada a nombre del empresario Gilberto Jeréz.

La demanda reclamaba la propiedad intelectual de la emblemática caricatura Piolín, que representa a un canario de cabeza grande, y que según Warner es utilizada en Colombia sin autorización de ellos como imagen representativa de la marca Picolín, que comercializa productos de papelería y materias plásticas.

El proceso judicial cursa en los estrados colombianos desde el 2015, y una de las radicaciones fue contra el registro que le la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) le concedió a la empresa Picolín para el uso de la reconocida imagen.

Warner puntualizó sus reclamos por las semejanzas entre los elementos figurativos de Picolín y los de su personaje, amparado por las marcas registradas Piolín y Looney Tunes.

La demanda también contempló la similitud gráfica de los dos personajes y el uso de sus nombres, Picolín y Piolín, que resulta una imitación de este, afirman en su petición.

Al analizar el caso los magistrados, manifestaron que no existe violación de los derechos de autor ni de la marca.

“No hay similitud fonética u ortográfica de Picolín con Tweety y Looney Tunes. Además, la notoriedad de las marcas registradas a nombre de Warner tampoco origina riesgo de que el titular de la marca Picolín pueda aprovecharse de su prestigio agrega la providencia en una de las partes resolutivas".

El máximo tribunal concluye además que la empresa Warner Comunications Inc “no figura como la actual propietaria de los títulos inscritos ante la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos”, y tampoco pudo demostrar “la cualidad particular de los títulos (Tweety y Looney Tunes) que los haga acreedores al reconocimiento de derechos de autor sobre sus homónimos”.

Así las cosas, el Consejo de Estado avaló la decisión de la Superintendencia de Industria y Comercio que le otorgó a la marca Picolín el registro, y denegó las pretensiones de la poderosa Warner Comunications Inc.

El fallo tuvo como ponente a la magistrada Nubia Margoth Peña Garzón.

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